El lunes pasado la Junta Electoral de la UCR hizo pública las listas oficializadas que competirán en la interna del 19 de agosto. Atrás quedó el anhelo José María Farizano, presidente de este Comité Capital, de una lista de consenso que agrupe a los principales referentes del centenario partido.
El fracaso de la unidad deja entrever que hay
proyectos partidarios irreconciliables, o por lo menos diferencias entre los
protagonistas insalvables. Mientras la lista Radicales por la Gente reclamaba no
sólo la exclusión de Farizano; los interlocutores de Radicales Unidos exigían
que el exconcejal Carlos Humberto Saravia replegara sus aspiraciones de
Vicepresidente de la Mesa Ejecutiva a Delegado al Comité Nacional.
El problema, en realidad, va más allá de egos y
vanidades. Aunque el radicalismo salteño inició una franca recuperación partidaria,
plasmada en el triunfo de Bernardo Biella como diputado nacional y en la expulsión
de los llamados radicales k, los frentes de alianza con los oficialismos
gobernantes en la provincia no se agotaron.
Así lo entendieron aquellos que, en la Asamblea
convocada por las autoridades del Comité
Central, distribuyeron, entre los presentes, copias de la ordenanza del Concejo
Deliberante capitalino, que designó al exconcejal Saravia en el cargo de veedor de la gestión
administrativa del Tribunal de Cuentas municipal.
En tanto, la Junta Electoral actuó de acuerdo a las
iniciativas de saneamiento partidario iniciadas por el Tribunal de Disciplina a
comienzos de este año. La exigencia de la certificación de las firmas de los
candidatos a convencionales titulares, presidente y vicepresidente de los
distritos y circuitos, fue la medida de reparación partidaria más importante
tomada en los procesos electorales del radicalismo de Salta de las últimas
décadas.
La medida apoyada por muchos y cuestionada ante la
Justicia Electoral por los apoderados de Radicalismo por la Gente pretendió
terminar con las listas “dibujadas” en los escritorios de los estudios y las
mesas de café. La propia Junta Electoral observó a ambos contendientes que
Teresa Martínez Cornejo era candidata de las dos listas y que las firmas de
aceptación de la candidatura eran distintas. La firma certificada resolvió la
cuestión y la dirigente cerrillana es, en realidad, candidata a Delegada al Comité Nacional por
Radicales Unidos. En tanto, radicales de Metán, también denunciaron a la Junta
Electoral falsificación de firmas con las exposiciones policiales
correspondientes.
Sanciones, expulsiones, firmas certificadas, parecen
ser las estrategias defensivas de un partido que pretende recuperarse para sí y
para la sociedad.
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