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martes, 3 de abril de 2012

El gobernador Urtubey en la Legislatura: más soliloquio que diálogo

El gobernador Urtubey en la Legislatura: más soliloquio que diálogo
El 1º de abril, el gobernador de la Provincia, Juan Manuel Urtubey abrió el 114º período ordinario de sesiones de las cámaras legislativas de Salta. Pese, a que en su discurso considera necesario el diálogo, entiende que debe darse una mayor apertura hacia las distintas opiniones y, considera que es su gobierno quien debe dar el primer paso en este sentido, su alocución muestra la abismal distancia entre palabras y hechos.
El gobernador habló pero no escuchó. Entre las casi 4.700 palabras de su discurso no hubo respuestas a las principales demandas y planteos críticos respecto de aspectos de sus sucesivas gestiones. El término “empleo” fue uno de los vocablos casi ausentes en el discurso del primer mandatario provincial. Idéntico destino tuvo la palabra “sostenible”, que parece haber desaparecido de todas las áreas del ejecutivo salteño. La casi ausencia de ambas expresiones no es un dato menor si se considera que Salta es una de las provincias con mayores niveles de desigualdad, pobreza y desocupación, ello según los datos del propio INDEK.
También estuvieron ausentes otras problemáticas enunciadas por la oposición y las estadísticas. Aunque, la palabra seguridad fue expresada por el mandatario en cinco oportunidades, nada dijo el gobernador de cómo doblegar los índices que ubican a Salta entre las provincias con mayor cantidad de accidentes de tránsito de la Argentina. Tampoco hizo alusión a las elevadas cifras de feminicidios y a políticas certeras para evitarlos.
La palabra justicia fue expresada una única vez por Urtubey en su alocución del 1º de abril, pero en ningún momento hizo referencia a respuestas posibles a las demandas que todos los viernes, desde el 18 de agosto de 2011, realizan familiares de salteños víctimas de asesinatos, para pedir justicia y la resolución de las causas.
Aunque educación  fue una de las palabras más pronunciadas, la repitió seis veces, aquí tampoco el gobernador dio respuestas a las principales críticas. En el discurso se observa una total ausencia de un Norte EDUCATIVO para las políticas de la cartera. Los déficits educacionales siguen sin ser identificados.
Salud, fue la única de todas las áreas abordadas, sobre la que el gobernador planteó objetivos en el corto y mediano plazo. La palabra salud, fue la que recibió mayor alusión, fue mencionada en diez oportunidades. Sin embargo, la problemática de la desnutrición, principal flagelo que azota a la población infantil salteña carenciada, no fue abordada directamente.
La voluntad de diálogo manifestada por el titular del Ejecutivo provincial, no se correspondió con la autocrítica necesaria sobre las pautas publicitarias oficiales y los medios de comunicación, cuestión también denunciada profusamente por la oposición y sin respuesta alguna hasta el día de hoy.
Las viviendas sociales no fueron objeto de atención por parte del gobernador. A diferencia del año anterior, que prometió que un plazo de cinco años, 30.000 familias tendrían el problema de la vivienda solucionado, este año expresó que va a entregar 3.000 nuevas casas, 2.000 soluciones habitacionales, 2.000 nuevos terrenos y regularizará la situación dominial de más de 5.000 familias. En ningún momento identificó políticas públicas que garanticen el derecho constitucional a la vivienda digna a los más de 42.000 inscriptos en el IPV. Todo seguirá como siempre, la dignidad es un objeto de mercado, para quien pueda comprarla.
La oficina anticorrupción fue la novedad del discurso del presente año, pero nada se dijo de la democracia partidos de políticos desmantelada por el propio gobierno, de los organismos de control que se volvieron figurativos, de la ingeniería electoral armada para hacer desaparecer el disenso.
Vale agregar que el  problema de la corrupción en el ámbito provincial, fue una de las tantas preocupaciones del radicalismo en la Legislatura.  La senadora radical Silvina Vargas, en 2008, propuso un proyecto para la creación de la Oficina Anticorrupción, reiterado en 2010. En ambas oportunidades las voluntades hegemónicas del oficialismo gobernante desoyeron los reclamos.
Ganar con el 60% no habilita a negar la existencia de “los otros” y sus opiniones. Hasta ahora el soliloquio continúa, esperemos que la apertura del 115º período de cuenta que el diálogo se ha iniciado. En definitiva, pasó el  tiempo y nada cambió.
 

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