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sábado, 24 de marzo de 2012

Nunca Más y Más Memoria



Cristina y Néstor: La falsificación del pasado

El 25 de mayo de 2008 falleció Ítalo Lúder, quien tuviera una actuación destacada en las filas del partido peronista. En 1975 ocupó la presidencia interina del país por razones de enfermedad de María Estela Martínez de Perón, quien había sucedido a su marido tras la muerte de éste el 1º de julio de 1974. Como presidente de la Cámara de Senadores de la Nación participó de la aprobación de la llamada ley de acefalía que ya anticipaba la decisión de remover a “Isabelita”. Una vez en ejercicio de la presidencia firmó los decretos 2770, 2771 y 2772 que creaban el Consejo de Seguridad Interior y decidían la política de “aniquilamiento” de las “organizaciones subversivas”.
De este modo Lúder ató al peronismo al período más oscuro de la Argentina. Vale recordar que algunos analistas políticos explicaron su derrota ante Raúl Alfonsín, en las elecciones del 30 de octubre de 1983, por su clara posición de apoyo a la Ley Nº 22.924, sancionada por el gobierno dictatorial antes de abandonar el poder. Con aquel marco legal el régimen militar pretendía legalizar su autoamnistía. 

Seis años después, Carlos Menem ató nuevamente al peronismo con otra tragedia, pero esta vez económica. La privatización de las empresas del Estado y su consecuente extranjerización, acciones que significaron la erosión de un proyecto de nacionalización de los recursos estratégicos para el país, que se había iniciado con Hipólito Irigoyen, y que quedó plasmado en la política petrolera y la creación de YPF en los años de 1920.
Néstor y Cristina Kirchner fueron partícipes de ambos momentos. Primero recibieron al precandidato presidencial Ítalo Luder en Río Gallegos al grito de "Isabel conducción, lo demás es traición". Para esta época el matrimonio había asistido a un crecimiento voluminoso de su patrimonio a partir de las actividades de cobro y recupero de préstamos. Si bien Néstor Kirchner estuvo unas horas preso en 1976, sus biógrafos no olvidan las relaciones de éste con algunos referentes del gobierno militar de la época. 


Años más tarde la pareja apoyó la gestión privatizadora de Menem. En 1992 como gobernador de la provincia de Santa Cruz y presidente de la OFEPHI, Néstor Kircher instó decididamente a la venta de YPF. Ese mismo año, Cristina Fernández de Kirchner, entonces diputada provincial, impulsó en la Legislatura santacruceña la ley denominada de Federalización de los Hidrocarburos, que dio el sustento jurídico para la posterior privatización de YPF. Al año siguiente la provincia patagónica recibió la suma de US$ 654 millones por la operación merced al acta acuerdo que se había firmado entre los representantes del gobierno central, Cavallo y Manzano y los representantes de Santa Cruz, Kirchner y su inefable compañero de siempre De Vido. Este es el comienzo de los llamados “fondos de Santa Cruz”.
Cristina Fernandez y la privatización de YPF
Nestor Kirchner y la privatizacion de YPF



Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia comenzó a desandar el pasado que lo ataba a las tragedias del peronismo y a las tragedias de la historia Argentina. En esta falsificación del pasado pretendió socavar el mayor logro de la política de derechos humanos del radicalismo, que fue el juicio a la Junta Militar. En su afán, obvió las dos décadas transcurridas entre la asunción de Raúl Alfonsín y la suya propia como presidente de los argentinos y se apropió de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo y de la sociedad argentina.
El proceso de construcción de una memoria atada a un pasado inexistente se desplegó a partir de numerosas, variadas y mediáticas acciones: el 14 de junio de 2005 la Corte de Suprema de Justicia declaró inconstitucionales las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, sancionadas en 1986 y 1987, respectivamente. La derogación de las llamadas leyes del perdón, era un reclamo reiterado de las organizaciones de derechos humanos de nuestro país y necesario después de 10 años de planteos sostenidos en su contra por parte de una sociedad que tomó conciencia de la envergadura de los crímenes del Estado terrorista. Sin embargo, Kirchner poco hizo para reconocerle a la sociedad este proceso reflexivo, inédito entre los países que sufrieron dictaduras en Latinoamérica y la propia España. Tampoco reconoció que una gran parte de este proceso se debió a la información vertida en los Juicios a la Junta y la que recogió la CONADEP, comisión creada a instancias del presidente Raúl Alfonsín en 1983 y cuyas conclusiones fueron publicadas en el libro NUNCA MÁS).
El 24 de marzo de 2004 el presidente Néstor Kirchner expresaba sin sonrojarse, en el acto de creación del Museo de la Memoria: "Las cosas hay que llamarlas por su nombre (...) Vengo a pedir perdón de parte del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades".
La mentira había comenzado y con ella su presentación como adalid de la causa iniciada por las Madres de Plaza de Mayo, y refrendada por una gran parte de la sociedad argentina, cuando decidió dar el apoyo en las elecciones de 1983 a Raúl Alfonsín. Después siguieron otras acciones como la orden de remover los cuadros de los generales  Videla y Bignone de la galería de fotos del Colegio Militar, hecho que lo enfrentó con los gobernadores peronistas Felipe Solá (Buenos Aires); Jorge Obeid (Santa Fe); José Manuel de la Sota (Córdoba); Jorge Busto (Entre Ríos) y Carlos Verna (La Pampa), quienes habían sido vetados por las organizaciones de derechos humanos a asistir al acto. Dos años después de este episodio, Kirchner impulsó desde el Ejecutivo la sanción de la ley que declaró feriado nacional el 24 de marzo.
En medio de estos hechos y acciones hubo un presupuesto destinado a Madres y Abuelas, además de subsidios. A la par se desarrollaban los hoy fracasados proyectos políticos de transversalidad y concertación plural, que pretendían encumbrar a Néstor Kirchner como un líder natural que se erige fuera de los partidos políticos tradicionales.
Cristina Fernández participó de esta estrategia y la apoyó vehemente. El último hecho notable fue la falsificación de los sucesos de Semana Santa, cuando equiparó a los ruralistas con los militares y ubicó a la Jornada de Pascua en el plano de una renuncia vergonzante.
Ahora bien, ¿por qué éste empecinamiento en la falsificación del pasado y la manipulación de los hechos? La respuestas pueden ser muchas; una aquí ya esbozada es liberarse de las ataduras del peronismo y su participación en las tragedias históricas de la Argentina. Otra es la falta de legitimidad del matrimonio dentro de las instituciones tradicionales de la democracia republicana.
Ni Néstor ni Cristina Kirchner cumplieron en su momento con los requisitos previos que legitiman el acceso a la máxima magistratura nacional. En el caso del ex presidente, llegó al poder después de que el vencedor en primera vuelta, Carlos Menem, renunciara al ballotage. Era una renuncia anunciada, pero ello no supuso que Néstor Kirchner hubiera ganado alguna elección y ni siquiera en el marco de los votos peronistas. En el caso de su esposa, llegó a ser candidata sin superar una elección interna, por el sólo hecho de haber sido la elegida por el dedo monárquico de su marido.
El flamante Frente para la Victoria y la Concertación Plural fracasaron en su propuesta,  y Kirchner se vio obligado a reconcentrar el poder y asumir la presidencia del díscolo Partido Justicialista que sólo se disciplina ante la dictadura de la “billetera K”. Los ruralistas, además pusieron en peligro el liderazgo construido merced al auge sojero y amenazaron la “Kaja” que legitima hoy el ejercicio del poder en la Argentina. En este nuevo marco la oposición toma fuerza tras las anteriores elecciones parlamentarias que se vieron avergonzadas con la presencia de las llamadas “listas testimoniales”.
Levantaron a Longobardi en C5N (2 veces)
La muerte intempestiva del ex presidente colaboró para afianzar estas líneas falsificadoras del pasado y a centralizar las miradas en la figura de la actual mandataria. Mientras no tiene construcción posible de otro liderazgo, el oficialismo continúa con  persecuciones y amenazas para la imposición de una falsa e interesada lectura del pasado.
No obstante, la desaparición de Julio López, testigo clave de los juicios a la dictadura; el asesinato del militante del PO Mariano Ferreyra, las constataciones de la corrupción del ahora ex socio mayoritario Hugo Moyano, las alianzas con viejos amigos como Saadi y Menem, la participación del narcotráfico en el pago de los costos de campaña de Cristina Kirchner, la falsificación de las estadísticas públicas, la infamia sobre los opositores, la ausencia de independencia de los medios de comunicación públicos, la censura, la exclusión informativa, el clima de intimidación en que se vive, el uso discrecional de los recursos del Estado para sostener el aparato electoral clientelar y clientelar vip, entre otros, son hechos muestran las “patas cortas” del relato construido.
En el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia recordamos las palabras vertidas por el fiscal Julio Strassera, el 18 de noviembre de 1985: Nunca Más y Más Memoria.

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